No estamos hablando de jugar poker a
la luz de la luna tomando té chai con leche, ahí te creo sorprendente encontrar a
alguien que comparta “esa pasión”… estamos hablando de VIAJAR… ¿QUIÉN NO VA A
QUERER VIAJAR? Pues cualquier persona en la vida que tenga la posibilidad de
hacerlo (y más específicamente el dinero). Así que por favor, paremos con la
tonterita de “la novedad” y de “la diferencia” y de “la identidad”, bájense ya
del Pony, porque no están descubriendo América, solo están rindiéndose ante la
moda en que se ha transformado viajar, que es casi lo mismo que lucir esa
polera de marca que se popularizó de la
noche a la mañana (o para ser más exacta, ese llavero(¿?) circular peludo que
andan todas trayendo en la mochila o cartera).
Lamentablemente,
algo que realmente era bello y genuino, se ha transformado en víctima del
consumismo como muchas otras cosas, porque estos “viajeros apasionados” a veces
ni siquiera están conscientes del lugar al que han ido, sólo les preocupa la
fotito que van a subir a las redes sociales para ser la envidia de sus
contactos. En otras palabras, una experiencia que realmente era única, y que
incluso ha sido tema literario por siglos, se ha banalizado absurdamente
gracias al afán del ser humano de posar y posar. Ahora vale más el parecer que
el ser. Espero que no para todos.
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