miércoles, 30 de mayo de 2012

La vida te da sorpresas




“…pero sucede también
Que sin saber cómo ni cuando
Algo te eriza la piel
Y te rescata del naufragio
Y siempre es viernes y está de verano…”
(Ismael Serrano).

Té con naranjas y miel.

Es una de las mejores cosas que trae el invierno.
   Estaba emededeando (término nuevo extraído directamente del trabajo pedagógico), pero la concentración se escapó de mí, así que decidí poner música y prepararme un té para comenzar el break. Derepente, aparece en la radio la canción más pegajosa del último tiempo (noooo, no es Gustavo Lima ni tampoco el au si te pego), del ultimísimo tiempo, interpretada por Nicole. Me encanta. Es una de las mejores cosas que trajo consigo “Soltera otra vez”, además de la teleserie misma, que no pude ver en su día debut (porque debía madrugar al otro día), pero por lo que he escuchado en todas partes la historia entretiene, y harto. Y al final es eso lo que importa.

Hasta el momento sólo me había dedicado a tararear la cancioncita, pero como siempre sucede, le puse atención y me caló hondo:

“Hoy puedo mirar todo lo que fue
 Volver a empezar
 Muchas veces fui terca y distante
      Conteniendo todo por dentro
     Evitando porrazos, golpes bajos que duelen
     Perdiendo toda fe.
     Y en la oscuridad encontrar un motivo que siempre me hizo creer”.

He descubierto que una no saca nada con evitar los porrazos en la vida, porque al final se presentan de todas formas. De eso se trata esta cuestioncita de vivir.


Eso, queso.
Finalmente, sólo puedo agregar que el coro LA LLEVA en mi vida presente ;)


“Dejo que se apague todo lo que me hace mal
NO MIRO ATRÁS.
Y si algo queda lo revivo y lo vuelvo a enterrar”.


“Mi vida entera fue mirar para adelante, atrás no es mi jurisdicción… me declaro incompetente” (El secreto de sus ojos).

Apuntes de la vida…


      
          Anoche vi una película que me hizo llorar como Magdalena: The last song, en donde sale Miley Cirus. Me sorprendí gratamente, pues pensé que se trataba de la típica película Disney Channel, y resulta que no era para nada así. Me identifiqué en muchas partes: cuando la protagonista dice que aleja a la gente que quiere;  me llegó la frase “el amor se torna demasiado frágil”, “el amor es una locura, no tiene nada de cuerdo”, etc. Pensé muchas cosas al respecto,  y lloré porque aplicaba ciertos pensamientos a mi vida cotidiana. Pensé en la hermosa relación que tengo con mi papá, y que quizás por eso no me he topado con un buen amor (por ahí dicen que no se puede tener todo en esta vida), y tal vez deba conformarme… pero un sentimiento fuerte que me sale desde las entrañas  me indica que realmente las cosas no deben ser así, y que no me debo rendir respecto a ese punto. También reflexioné mucho acerca de la fuerza que adquieren las relaciones de pareja con el paso de los años… a veces creo que el amor no es más que eso: el capricho de querer tener a alguien al lado, y la melancolía de dejarlo partir, debido a la gran cantidad de momentos importantes vividos en conjunto. Y evidentemente que este punto me llevó a ti. Quizás lo más sensato sería dejar que seas feliz y aceptar la derrota. Lo haría con “gusto” si supiera que efectivamente es lo que hay que hacer, pero por otro lado aparece la incertidumbre al comprender que aprendí a quererte mucho. Sí, suena estúpido, lo sé, pero la lógica del amor insensato me respalda. ¿Cómo saber qué ha pasado por tu mente durante todo este tiempo? Es absolutamente imposible determinarlo con certeza, sólo es posible caer en las especulaciones. Siempre he pensado que para ti es mucho más fácil, porque tienes en quien refugiarte y olvidar. Yo, en cambio, no. Así no más son las cosas. Todo esto es una completa estupidez, pero para mí ha sido una de las estupideces más importantes que me ha pasado en la vida. No sé cómo llegamos a esto (como tú mismo lo señalaste alguna vez), pero era justo y necesario (sobre todo justo) que yo me pusiera los pantalones que tú nunca te ibas a poner, para poder terminar con la “fiesta” que no nos llevaría nunca a nada. ¿Sabes qué? Tampoco te culpo del todo, pues debo reconocer que soy tan cobarde como tú, y creo que un amor cobarde es el peor regalo que nos podemos hacer, porque el asunto es totalmente al revés: el amor debe ser valiente, y sólo cuando ambos aprendamos eso, podremos sentarnos a conversar para ver si aún queda algo de lo nuestro en nosotros… sólo espero que, para entonces, no sea demasiado tarde”.

“Los amores cobardes no llegan a amores ni a historias, se quedan ahí… ni el destino los puede salvar, ni el mejor orador conjugar”. (Silvio Rodríguez)

lunes, 28 de mayo de 2012

Ellos hacen lo que ven


Ayer fue un día de reflexión profunda... Aunque el mundo insista en meternos a todos en el mismo saco, a mí me consta de que existe gente distinta.
 Este video me llegó a lo más profundo del ser. No necesita mayores explicaciones.

Ideas ausentes

Llegó el querido otoño y volvieron mis ganas inmensas de tomar café. Me gusta que haga un poco de frío, pero nunca tanto. Es indudable que la inspiración no llega a mí...

Recomenzando

(No puedo reabrir este espacio sin hacerle un pequeño homenaje a mi periodista favorita: Pepa Valenzuela.
   En el verano necesitaba desconectarme de todo y de todos, ansiaba a la Mané en versión unplugged, y para lograrlo, agarré un bus de la vida y me largué a Valdivia. Antes de partir, compré el diario y me tropecé con el suplemento de día martes. Leí la portada y sonreí. Me sumergí en la columna elegida y no pude contener las lágrimas. Fue la mejor forma de comenzar mi viaje personal).


        Las lecciones del amor.
Por María Paz Cuevas (Pepa Valenzuela)

     A mis 30 años he amado varias veces. Y he amado de distintas maneras. Pero la verdad es que en la mayoría de ellas he amado como protagonista de teleserie venezolana, con pasión, intensidad, y sin paracaídas. He amado y he visto muchos amores. Por eso, a pesar de que ahora estoy sola, sé algunas cosas acerca del tema. Sé, por ejemplo, que el primer amor pega fuerte. Que una nunca más vuelve a tener el alma tan limpia como en el debut. Que se puede llorar meses. Que una piensa que va a morir, pero finalmente descubre que de amor no se muere nadie.

     Sé que la palabra amor se usa mucho y se practica poco. Porque el amor no tiene nada que ver con el conformismo, con el temor de quedarse sola, con poseer o mostrar a alguien como un trofeo, con contraer compromisos porque así lo indica el calendario, con las ganas de ser madre, con la inseguridad de validarse frente al mundo con otro al lado, ni menos con la esperanza de que el otro nos repare lo que sólo nosotros solitos podemos reparar.

     Sé que a las mujeres, la mayoría de las veces, nos aman mal y poco. Y sé que la mayoría de ellas se dan cuenta de que no las aman como corresponde, pero se hacen las lesas por motivos que van desde la seguridad económica hasta el pavor sobredimensionado que existe a la soledad.
Sé que la única razón por la que alguna vez he deseado ser hombre es para dejar de amar hombres: pero mi experiencia me ha dicho que aman muy torpemente.

     Sé que muchos matrimonios son sólo una mala fachada del amor. Y sé que casi siempre los hijos se percatan de aquello. Sé que es mejor evitar las réplicas amorosas después de una relación bonita: la réplica en mitad del despecho o guiada por el miedo a quedarse debajo de la nave amorosa, es como hacer pipí arriba de una tumba de mármol del bueno. Sé que en el mercado amoroso, las mosquitas muertas y las mujeres gomero aún tienen un éxito arrollador y que eso habla de un machismo aún muy poderoso. Y sé que a mí también me han amado escasamente. Porque sé que el hombre que me fue infiel no me estaba amando. Sé que el tipo que me levantó la mano nunca me amó. Y sé que el hombre que monitoreaba el tamaño de mi panza, hacía pataletas de horas por nada, se enojaba cuando me daba sueño, tampoco me amaba. Y gracias a que lo supe a tiempo, me salvé. Porque de lo poco que sé, es que el amor debe hacer bien. Y lo que no hace bien, no es amor no más. Ni siquiera es una mala versión del amor: lo que hace daño es eso. Daño disfrazado de cualquier otra excusa para expresarse. Sé del amor que no se mantiene por arte de magia. Sé que el amor adulto se trabaja porque cuando pasa el arrebato del enamoramiento todos debemos poner lo mejor de lo nuestro para seguir con el otro por el mismo camino. Sé que el amor es más voluntad y decisión que astros conjugados en el cielo. E intuyo, porque de esto no tengo la evidencia empírica, que el amor debiera ser sano. Algo que te potencie y te convierta en una mejor persona. Por lo tanto, debiera ser sagrado. Y lo sagrado se debe cuidar como una reliquia, a pesar de que haya mucha gente manoseándola sin respeto alguno allá afuera. Por eso lo que mejor sé sobre el amor es que aún no he encontrado el mío. Pero también sé que lo quiero en mi vida. Porque creo que el amor indicado, el que está hecho a tu medida y que sin dolores no habría podido encontrar, te hace una mejor persona. Te entrega un lugar en el mundo y te hace más feliz: la felicidad no es completa si no es compartida. Y yo siento que tengo mucho por compartir. Porque a pesar de mis decepciones, aún tengo el corazón dispuesto y esperanzado. Y así, a pura fe, también sé que voy a encontrar a mi amor. Así como lo pienso. Ni más ni menos. Y aunque antes tenía planeado soltarle un rosario cuando apareciera, por haberse demorado tanto, ahora ya no pienso hacerle reproches. Porque ahora sé que antes no estuve preparada. Que me faltaban lecciones por aprender. Por eso, cuando llegue será el momento preciso. El momento en que yo pueda reconocerlo. El momento en el que pueda darme el tiempo necesario para conocerlo bien. El momento en el que pueda recibirlo, bien segura, así: como las tontas, como protagonista de teleserie venezolana, con pasión, intensidad, el corazón abierto de par en par y sin paracaídas.

Estoy de vuelta





:D

Sueños de libertad.

"Lo gracioso es que estando afuera de prisión era un hombre honrado, recto como una flecha. Tuve que entrar en prisión para convertir...