lunes, 28 de mayo de 2012

Recomenzando

(No puedo reabrir este espacio sin hacerle un pequeño homenaje a mi periodista favorita: Pepa Valenzuela.
   En el verano necesitaba desconectarme de todo y de todos, ansiaba a la Mané en versión unplugged, y para lograrlo, agarré un bus de la vida y me largué a Valdivia. Antes de partir, compré el diario y me tropecé con el suplemento de día martes. Leí la portada y sonreí. Me sumergí en la columna elegida y no pude contener las lágrimas. Fue la mejor forma de comenzar mi viaje personal).


        Las lecciones del amor.
Por María Paz Cuevas (Pepa Valenzuela)

     A mis 30 años he amado varias veces. Y he amado de distintas maneras. Pero la verdad es que en la mayoría de ellas he amado como protagonista de teleserie venezolana, con pasión, intensidad, y sin paracaídas. He amado y he visto muchos amores. Por eso, a pesar de que ahora estoy sola, sé algunas cosas acerca del tema. Sé, por ejemplo, que el primer amor pega fuerte. Que una nunca más vuelve a tener el alma tan limpia como en el debut. Que se puede llorar meses. Que una piensa que va a morir, pero finalmente descubre que de amor no se muere nadie.

     Sé que la palabra amor se usa mucho y se practica poco. Porque el amor no tiene nada que ver con el conformismo, con el temor de quedarse sola, con poseer o mostrar a alguien como un trofeo, con contraer compromisos porque así lo indica el calendario, con las ganas de ser madre, con la inseguridad de validarse frente al mundo con otro al lado, ni menos con la esperanza de que el otro nos repare lo que sólo nosotros solitos podemos reparar.

     Sé que a las mujeres, la mayoría de las veces, nos aman mal y poco. Y sé que la mayoría de ellas se dan cuenta de que no las aman como corresponde, pero se hacen las lesas por motivos que van desde la seguridad económica hasta el pavor sobredimensionado que existe a la soledad.
Sé que la única razón por la que alguna vez he deseado ser hombre es para dejar de amar hombres: pero mi experiencia me ha dicho que aman muy torpemente.

     Sé que muchos matrimonios son sólo una mala fachada del amor. Y sé que casi siempre los hijos se percatan de aquello. Sé que es mejor evitar las réplicas amorosas después de una relación bonita: la réplica en mitad del despecho o guiada por el miedo a quedarse debajo de la nave amorosa, es como hacer pipí arriba de una tumba de mármol del bueno. Sé que en el mercado amoroso, las mosquitas muertas y las mujeres gomero aún tienen un éxito arrollador y que eso habla de un machismo aún muy poderoso. Y sé que a mí también me han amado escasamente. Porque sé que el hombre que me fue infiel no me estaba amando. Sé que el tipo que me levantó la mano nunca me amó. Y sé que el hombre que monitoreaba el tamaño de mi panza, hacía pataletas de horas por nada, se enojaba cuando me daba sueño, tampoco me amaba. Y gracias a que lo supe a tiempo, me salvé. Porque de lo poco que sé, es que el amor debe hacer bien. Y lo que no hace bien, no es amor no más. Ni siquiera es una mala versión del amor: lo que hace daño es eso. Daño disfrazado de cualquier otra excusa para expresarse. Sé del amor que no se mantiene por arte de magia. Sé que el amor adulto se trabaja porque cuando pasa el arrebato del enamoramiento todos debemos poner lo mejor de lo nuestro para seguir con el otro por el mismo camino. Sé que el amor es más voluntad y decisión que astros conjugados en el cielo. E intuyo, porque de esto no tengo la evidencia empírica, que el amor debiera ser sano. Algo que te potencie y te convierta en una mejor persona. Por lo tanto, debiera ser sagrado. Y lo sagrado se debe cuidar como una reliquia, a pesar de que haya mucha gente manoseándola sin respeto alguno allá afuera. Por eso lo que mejor sé sobre el amor es que aún no he encontrado el mío. Pero también sé que lo quiero en mi vida. Porque creo que el amor indicado, el que está hecho a tu medida y que sin dolores no habría podido encontrar, te hace una mejor persona. Te entrega un lugar en el mundo y te hace más feliz: la felicidad no es completa si no es compartida. Y yo siento que tengo mucho por compartir. Porque a pesar de mis decepciones, aún tengo el corazón dispuesto y esperanzado. Y así, a pura fe, también sé que voy a encontrar a mi amor. Así como lo pienso. Ni más ni menos. Y aunque antes tenía planeado soltarle un rosario cuando apareciera, por haberse demorado tanto, ahora ya no pienso hacerle reproches. Porque ahora sé que antes no estuve preparada. Que me faltaban lecciones por aprender. Por eso, cuando llegue será el momento preciso. El momento en que yo pueda reconocerlo. El momento en el que pueda darme el tiempo necesario para conocerlo bien. El momento en el que pueda recibirlo, bien segura, así: como las tontas, como protagonista de teleserie venezolana, con pasión, intensidad, el corazón abierto de par en par y sin paracaídas.

2 comentarios:

  1. MaJosé14 de abril de 2012 20:13

    Tanto que decir que no me sale ni una sola palabra..
    Acertadísimo texto de tu columnista favorita.. para que decir que soy colega en su sentir.. si es obvio... y cualquier frase mía sonaría absurda al lado de tan completa y acabada síntesis del común tema que nos aflije.
    Por eso sólo quiero acotar algo, que debiésemos hacer más seguido.
    De Julieta Venegas...
    "No voy a llorar y decir que no merezco esto, porque... es probable que lo merezco PERO NO LO QUIERO POR ESO ME VOY!"
    Sermena... mejor aprenda esta frase.. "qué lástima, pero adiós!"
    TKM!!
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    KM18 de abril de 2012 19:38

    sep, dieron en el maldito clavo. de hecho, como siempre no más, la mané aparece con esa nota q me cae como anillo al dedo xD ajajaja... justo estaba pensando en eso, esas cosas q te hacen dudar, pero no falta la q sabe más y te aclara un poco la mente :P

    ojalá fuera tan fácil eso de decir adiós. :/
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    María Mandinga27 de abril de 2012 21:59

    oye oye qué película es esa?? y esa niñita es la drew barrymore??
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    Cabina telefónica29 de abril de 2012 13:30

    Se llama "Little rascals" porfa VÉLA, en serio la amarás :) y ella no es la Drew, pero se parece cualquiera de cantidad :)
    aaaaaaaaay qué emoción María Mandinga :)

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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