Se terminó el cortometraje amoroso del
que fui protagonista durante poco tiempo. El director decidió ponerle fin a la
historia, y no había nada más que hacer. La pena me embargó, y cuando escuché
esta canción, me identificó hasta lo más profundo del alma: "Y ahí
estaba yo/ sentada a su lado/ sabiendo que nunca lo podría tener./ Y allí estaba
yo/ amándolo en vano/ queriendo gritarle más/ todas las cosas que yo dí por
él".
El fin de las grabaciones fue demasiado abrupto, y debido a que los guiones nunca estuvieron perfectamente definidos, no tuve tiempo siquiera para improvisar. Quise decir mucho, pero no salió nada, y la despedida no funcionó: quedé con un abrazo suspendido en el aire, y mucho, pero mucho que decir.
El fin de las grabaciones fue demasiado abrupto, y debido a que los guiones nunca estuvieron perfectamente definidos, no tuve tiempo siquiera para improvisar. Quise decir mucho, pero no salió nada, y la despedida no funcionó: quedé con un abrazo suspendido en el aire, y mucho, pero mucho que decir.
Pasó más de un año. No supe de nada en
todo ese tiempo. Una vez me dijeron que Dios era grande, pero hace una semana
comprendí que en realidad es GIGANTÍSIMO. Por esas cosas de la vida "el
director" volvió a aparecer, se acercó a saludar muy amable y conversamos
largo y tendido durante dos horas, y por fin todo terminó, el capítulo se
cerró, y ya no pasa nada de nada. La despedida se efectuó con un año de
retraso, las palabras emergieron sin ninguna dificultad, todos los puntos
fueron aclarados y el abrazo ya no quedó suspendido en el aire...
... fin de las transmisiones...
... fin de las transmisiones...
Y se fue/se fue de mí/aquel
sentimiento/aquel más hermoso/que pude sentir.
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