Me (mal) acostumbré a hacer cosas todo
el tiempo, ahora me siento horrible cuando ando de vaga. Esto lo descubrí ayer,
día en que no trabajé, no salí, no bailé ni canté, y me sentí pésimo, me puse
IDIOTA (sí, así mismito, con mayúsculas) y anduve amurrá la mayor parte del
tiempo, pensando en los atados de la vida, las decisiones a seguir y la
inmortalidad del cangrejo. Se me pasó un poco la tontera cuando hablé con Tito
(mi señor padre) quien me explicó que el asunto es genético, porque a él le
pasa lo mismo, así que respiré aliviada de mi desgracia, y después me fui a dar
mil vueltas a la manzana con mi amiga de la infancia y me desahogué (es
increíble que nunca se nos acabe el tema).
Ahora me siento mejor: me vine a trabajar tempranísimo en la mañana y partí el día con el pie derecho, a pesar del cielo nublado, de la línea telefónica mala, el señor que se fue corriendo sin pagar su llamado (pensé en perseguirlo, pero eran sólo $200), la fotocopiadora sin tinta y la señora que me pagó con dos farditos de monedas de $10, en donde faltaban $20 pesos. Por un momento pensé en la maldita ley de Murphy, pero no quise hacerle caso, pues no me conviene estar idiota, así que respiré profundo, conté hasta 100, canté mentalmente una de mis canciones favoritas y me relajé hasta pensar que era la niña de la fotografía, tanto, tanto, que me dormí un momento (menos mal no llegó nadie), y sentí que despertaba de nuevo y era otro día (aunque claramente era el mismo día)... y lo mejor de todo es que RESULTÓ: salió el sol, vino el técnico y dejó todo impeque, volvió el señor con $5.000 en mano, cara de sol y millones de disculpas a flor de labios... bueno, la fotocopiadora sigue mala y aún faltan $20 en la caja, pero es la gracia de la vida, con sus ires y venires, es bonita igual.
*En un rato más me largo a Linares a ver a una amiga del colegio que no veo desde el día del terremoto, y esa es razón suficiente para estar con una sonrisa de oreja a oreja :)
C'est la vie!
Ahora me siento mejor: me vine a trabajar tempranísimo en la mañana y partí el día con el pie derecho, a pesar del cielo nublado, de la línea telefónica mala, el señor que se fue corriendo sin pagar su llamado (pensé en perseguirlo, pero eran sólo $200), la fotocopiadora sin tinta y la señora que me pagó con dos farditos de monedas de $10, en donde faltaban $20 pesos. Por un momento pensé en la maldita ley de Murphy, pero no quise hacerle caso, pues no me conviene estar idiota, así que respiré profundo, conté hasta 100, canté mentalmente una de mis canciones favoritas y me relajé hasta pensar que era la niña de la fotografía, tanto, tanto, que me dormí un momento (menos mal no llegó nadie), y sentí que despertaba de nuevo y era otro día (aunque claramente era el mismo día)... y lo mejor de todo es que RESULTÓ: salió el sol, vino el técnico y dejó todo impeque, volvió el señor con $5.000 en mano, cara de sol y millones de disculpas a flor de labios... bueno, la fotocopiadora sigue mala y aún faltan $20 en la caja, pero es la gracia de la vida, con sus ires y venires, es bonita igual.
*En un rato más me largo a Linares a ver a una amiga del colegio que no veo desde el día del terremoto, y esa es razón suficiente para estar con una sonrisa de oreja a oreja :)
C'est la vie!
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