domingo, 7 de abril de 2013

Waiting for the summer (14/11/10)




     El verano es único en su especie. Levantarse temprano,porque el sol que se cuela por la ventana está lejos de ser cariñoso, y ahora quema y te obliga a salir de la cama antes de lo esperado. Ir a tomar frambuesas para hacer jugo, regar el pasto, andar a pata pelá, ir a la piscina y a caminar al lago, comer pastel de choclo y humitas al almuerzo, y luego en la once recalentar las humitas que quedaron, y a eso sumarle pan amasado, tomate y quesillo. Visitar a la abuelita y comer aquellos porotos granados que sólo ella sabe hacer, ir a tomar helados a Panimávida, comprar artesanía de crin y volver caminando los 8 kilómetros como si nada, ir a Linares a ver a los compañeros del colegio, trabajar para luego ir a recorrer, conocer y disfrutar de otros lugares de Chile, ayudar a los papás en el negocio, andar en la bicicleta que pretende ser enchulada con un hermoso canastito, espejos, timbre y tiras de papel brillante en el manubrio, leer todo lo que no se ha podido en el año universitario, tirarse a dormir en la hamaca que se ubica todos los años bajo el mismo arbolito, ayudar a reconstruir la casona, andar a caballo, ir de paseo con los primos, aprender a nadar como pez y a manejar, tocar guitarra, tomar leche con plátano, salir a pasear con los amigos de la U, ver películas y más. Pucha que es lindo el verano, especialmente porque puedo hacer todas estas cosas y andar relajada, más morena en los hombros, y bastante menos bronceada en las piernas, ya que el sol no les tiene mucho cariño y es re poco lo que las toca (gay).Dormir siesta, conocer a algunos y redescubrir a otros. Escuchar música, bailar ,bailar y bailar. Pintar las uñas de colores fuertes y no abandonar jamás el short y las chalas tipo condorito. Tomar litros de agua, perseguir las regaderas eléctricas, cuidar la piel de los rayos solares e hidratar el pelo que ya toca los codos y sin mucho esfuerzo(a pesar de que esa cabellera sólo tiene onda y dista mucho de pertenecer a la excelencia de las lais).Las sonrisas relucen más(¿será por el bronceado o por la felicidad de sentirte lejos de las presiones?).Los niños estrenan sus juguetes navideños eternamente, y el salir a la calle ya es un deleite por sí solo: risas, colores y movimiento a la orden del día. Enamorarse fugazmente de cualquier chiquillo que se digne a mirar con cara de risa en la calle. Disfrutar del color y la belleza de las flores, comer frutas por doquier ,leer revistas, recortar, hacer collages, pintar mandalas, capturar momentos Kodak, andar con la cara llena de risa, ser parte de las conversaciones interminables, recibir llamadas telefónicas inesperadas, sentir el frío de la noche que da ganas de bailar y luego de dormir. Los helados gigantescos, y aquellos que no lo son tanto, las canciones que suenan en la radio y que dejan cantando por la vida, poder caminar de noche con ropa liviana que protege de todas formas),gritar porque sí, cocinar dándoselas de chef, aunque a veces las cosas no resulten bien del todo, y el papá con cara de amor diga que “sí hija, le quedó muy rico”; sentir el calor de hogar en la noche, agarrar las pantuflas, preparar un café, sentarse a conversar con el hermano, recordar y reír hasta las lágrimas de las tallas internas que sólo se entienden entre dos.

     |Ansío mi veranito de San Juan pero, a pesar del stress, estoy disfrutando del momento presente (al más puro estilo Carpe diem). A veces pienso que le estamos poniendo mucho color al caos de fin de semestre. La primavera igual tiene sus encantos:
Queda menos para el final, el sol aún es buenito y no quema en mala, los amigos de U siempre están dispuestos a subir el ánimo y tirar la talla, los helados y las comidas chanchas aparecen hasta por si acaso (eso tiene consecuencias en la barriga, pero putah feloh), los trabajos grupales son más entretenidos porque puedes hacer breaks cada dos segundos y descansar, y BRÍGIDO que se vienen los finales de todos los cursos. El sol acompaña, los árboles no defraudan con su sombra, Santiago está iluminado hasta más no poder, los días interminables otorgan más horas de estudio y de luz natural, los vestidos llegan para quedarse, el ambiente te llena de energía, algunas amigas se despiden y otras se quedan, hay bebéses que están por nacer y que muero por conocer y mecer en mis brazos (ambas serán nenas… ¿qué pasa con los machos?). Sólo queda el último GRAN esfuerzo, y luego, la satisfacción de haber dado lo mejor de mí. ¿Qué más se puede pedir?


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